Escultora y
grabadora, premio Nacional de artes plásticas y una de las artistas españolas
más internacionales de las últimas décadas. (Tiene su propia página
cristinaiglesias.com).
Perteneciente a una
generación de artistas que desde la década de 1980 ha transformado el concepto
de escultura en el ámbito de las instalaciones, sus obras reflejan un
vocabulario estético basado en el uso de diferentes materiales (hormigón,
alabastro, resina, hierro, cristal, a veces combinados con motivos vegetales
como el bambú y la hojarasca) y diferentes técnicas (bajorrelieve, tapiz o
serigrafía en gran formato, sobre seda y cobre), y delatan el interés de la
artista por el espacio, la arquitectura, la literatura y la geología. El contraste
de texturas y materiales, así como la relación que éstos establecen con el
espacio, son dos de las constantes en su trayectoria.
Cristina Iglesias nació en
el seno de una familia con grandes inquietudes culturales. Con los años, los
cinco hermanos serían creadores: Cristina (escultora), Alberto (compositor),
Eduardo (escritor), Lourdes (escritora y guionista) y Pepelu (cineasta). Leía
mucho y le gustaba ir al cine y, aunque empezó a cursar la carrera de ciencias
químicas, pronto su deseo de “buscarme un lugar alrededor del arte desde el que
poder hablar” la llevó a abandonar la facultad y a trasladarse a Barcelona para
estudiar dibujo y cerámica (1977-1979). Empezó trabajando con barro, porque “me
interesaba ese material modelable al que podía añadir color”, pero en 1980 la
necesidad de encontrar nuevos lenguajes la llevó a Londres para matricularse en
la Chelsea School of Art.
Sus influencias y
motivaciones surgen más del arte y la cultura británicas que de las españolas.
“Descubrí conceptos de escultura mucho más abiertos, menos clásicos de los que
yo conocía -son los años de la denominada «nueva escultura británica»-.
Entonces comenzaban a tener presencia Tony Cragg, Anish Kapoor, y también
Reinhardt Mucha y otros artistas en Alemania. Fui conociendo a muchos de ellos,
pero aun así me mantuve al margen. Siempre he sido una persona lateral.” Fue
precisamente en Londres donde conocería al que se convertiría en su esposo, el
escultor madrileño Juan Muñoz. El matrimonio tendría dos hijos, Lucía y Diego, y
constituyó un sólido tándem creativo hasta el repentino fallecimiento del
artista, en agosto de 2001.
Tiene obras
en museos y colecciones de todo el mundo; entre ellos, el Centro Nacional de
Arte y de Cultura Georges Pompidou de París, la Fundação Serralves de Oporto,
el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, el Museum and Sculture Garden de
Washington, D.C., el Irish Museum of Modern Art (IMMA) de Dublín, el Museo de
Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), el Museo de Arte Moderno (MoMA) de
Nueva York, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) de Madrid y
la Tate Gallery de Londres.
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